Sostuvo el candidato a intendente, Edgar Gort, al tiempo que volvió a reclamar por la construcción de la unidad del Partido Justicialista.
En un profundo análisis del contexto actual de la provincia, Gort explicó que el Partido Justicialista de Chubut se encuentra ante una encrucijada debido a la contienda electoral programada para los próximos meses, por distintas cuestiones el adelantamiento de las elecciones lo encuentra con una conducción endeble, propia de un proceso electoral interno traumático donde la representatividad, si bien legal, no tiene la legitimidad necesaria como para conducir con autoridad.
La gravedad del contexto político nacional con una economía al borde del desastre total, con
una sociedad jaqueada por la desocupación creciente y el encarecimiento brutal del costo de vida, hace que las próximas elecciones definan los destinos de la Nación. Como nunca en su historia la Argentina tiene en sus manos la decisión de optar entre un proyecto de nación vs un proyecto de colonia.
Ante esta instancia crucial y el reconocimiento de que el adversario a derrotar es de una envergadura gigantesca, por un enorme aparato propagandístico a su disposición, además de los abundantes recursos económicos que pueden movilizar para torcer voluntades de funcionarios predispuestos a arreglar con ese poder, el peronismo está urgido a buscar la unidad de la mayor parte de su estructura, y de aliados circunstanciales espantados ante el neoliberalismo brutal del macrismo. Es aquí donde el reconocimiento de las limitaciones en cuanto a caudal de votos hacen que muchos compañeros planteen la necesidad de conformar un gran frente electoral con el chusoto, con quien indudablemente nos unen relaciones de parentesco insoslayables, más allá de los resquemores y rencores que el devenir de la política hayan generado.
Las relaciones de fuerzas indican que el PJ solo es improbable que pueda garantizar el triunfo, mas aún, muchos han ido emigrando lentamente hacia el espacio que el gobernador Arcioni está construyendo, y para agravar la situación sus potenciales candidatos, Linares o Mackarthy, deshojan las margaritas para definir si se lanzan o no al ruedo, en una actitud timorata que hacen extrañar a otros candidatos capaces de fijar un rumbo y caminar decididamente hacia él.
Las declaraciones de Salvador Arrechea negándose a conformar un frente electoral con el chusoto parecen no tener en cuenta la gravedad de la situación, sus argumentos , bastante endebles, hablan de apostar al PJ en el que dice haber trabajado durante estos últimos tres años en recuperar una supuesta identidad, pregunto cual, porque a todas luces aparece ante la sociedad como bastante desdibujado, incapaz de presentar un proyecto y un candidato de manera contundente. Otro argumento débil es proponer alianzas con partidos municipales que compartan ideas, principios y objetivos, como premisa está bien, pero en la realidad me pregunto cuales son esos partidos municipales, y cuales son las ideas y objetivos propuestos?
En el chusoto hay muchísimos compañeros valiosos que oportunamente siguieron a un líder político como Das Neves, pero indudablemente la composición de ese espacio está mayoritariamente integrados por militantes provenientes del justicialismo, ¿Cuál es la estrategia para captar eventualmente ese electorado? ¿Estigmatizar a todo ese espacio como corrupto? No es acaso eso lo que criticamos, lo que hace la prensa mayoritariamente con nosotros los peronistas porque algunos funcionarios son corruptos? Arrechea no menciona la palabra corrupción pero está subyacente en su negativa a integrarnos en ese frente que la hora reclama, sino fuera así sus argumentos se caerían solos. Coincido con él que el PJ no debe ser furgón de cola de Arcioni, hay que replantear la situación, deberá ser dejada de lado el adelantamiento de las elecciones, se puede acordar otra fecha, y las candidaturas deberán definirse en una gran paso, luego de las cuales el mandato justicialista que manda que el que gana conduce y el que pierde acompaña deberá cumplirse a rajatabla.
En política hay dos cosas básicas a tener en cuenta, definir claramente al enemigo o adversario, cómo les guste, y contemplar las relaciones de fuerza. El enemigo es Menna, que es Macri, y las relaciones de fuerza indican que divididos perdemos. El arte de la práctica política debe encontrar una salida a esta situación, debemos ofrecer a la sociedad toda, no solo a los peronistas, un proyecto de provincia que nos ayude a vivir mejor. Una derrota del campo popular nos pondría a merced de la profundización del proyecto neoliberal macrista y sus consecuencias serían nefastas para la sociedad.
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