Por la inflación, cada vez más personas se ven obligadas a financiarse y hasta la comida se compra en cuotas. Una consultora revela que en 2019 el consumo caerá por segundo año consecutivo. El 37% de las compras en supermercados se pagan con tarjetas de crédito. Esto aumenta también el endeudamiento de las familias, teniendo en cuenta que las tarjetas están refinanciando compras con tasas que en algunos casos llegan al 80 por ciento.
El año 2018 estuvo marcado, entre otras cuestiones, por una caída contundente del consumo privado, situación que volverá a replicarse, por segundo año consecutivo, en 2019. Esto fue ratificado por la consultora Ecolatina, que aseguró en su último informe que la retracción del año entrante será de 1,4% respecto a 2018, donde ya se registró una variación interanual negativa de 1,5%, producto de la devaluación y la consecuente recesión.
Al respecto, desde la entidad destacaron que a diferencia de años anteriores, cuando el atraso cambiario, la flexibilización del régimen comercial y la reducción de impuestos sobre algunos productos alentaba una expansión del consumo en bienes durables, la depreciación del peso y el elevado costo de financiamiento, retraerá el gasto en este tipo de bienes.
Además, desde Ecolatina estimaron que este año el componente de consumo que menos sufrirá contracciones será el masivo, a diferencia de lo que ocurrió en oportunidades anteriores, cuando el mismo era la variable que se ajustaba en un contexto de menor ingreso disponible, como consecuencia de los aumentos tarifarios y de la expansión del consumo de bienes durables.
Esta lógica enunciada anteriormente se debe a que el gasto de las personas y de las familias en este tipo de bienes es menos sensible a los cambios en el ingreso y/o en los precios, al mismo tiempo que, ante contexto económico adverso, para los consumidores no es prioridad adquirir un vehículo nuevo o cambiar los electrodomésticos del hogar, que serán los rubros que sentirán en mayor medida el impacto de la crisis.
Contracción en el consumo
La consultora estimó también que la contracción para el consumo masivo será de 1% interanual, una caída menor a la estimada para el promedio general del consumo privado, aunque cabe aclarar que los peores resultados para este rubro serán desde comienzos hasta mediado del año. El estudio prevé que el consumo masivo empezará a tener un alza interanual a partir del tercer trimestre, cuando el poder adquisitivo de los salarios experimente mejoras parciales frente a 2018.
Asimismo, de acuerdo con la proyección de Ecolatina, “en la medida en que se prevea un triunfo del oficialismo –o un candidato ‘market friendly’– en las elecciones, una mayor calma cambiaria y previsibilidad permitirán una incipiente recuperación del consumo en segundo semestre, la cual se consolidaría recién en los últimos meses del año y dejaría sentadas las bases para una mejor performance en 2020”.
Luego de que la aceleración de la inflación en el segundo semestre del año pasado deteriorara significativamente el salario real, que según las estimaciones de Ecolatina la contracción fue de 6% interanual, las renegociaciones de las paritarias con los distintos gremios a fines de 2018 permitieron que desde el primer mes de este año existan aumentos salariales, lo cual permitirá que, a pesar de que el Gobierno Nacional espera cerrar paritarias entre 23% y 25%, durante 2019 los salarios acumularán un incremento de 35%.
Inflación de entre el 33 y el 34%
Para la consultora, la inflación de 2019 oscilará entre 33% y 34%. Sin embargo, a pesar de estar levemente por encima del alza de precios, el salario real caerá nuevamente, esta vez con una contracción de 3%, por lo que se volverá a registrar una nueva pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, aunque esta vez el impacto será menor. “La razón es el arrastre negativo de 2018. Como lo peor del año pasado se vio en el último trimestre, la mejora del salario real que tendrá lugar en cada uno de los meses del primer semestre no será suficiente para compensar el desplome previo”, explicó la entidad.
A la vez, el estudio destacó que el ingreso disponible para el consumo no crecerá porque el principal componente que impulsará la inflación será la suba en los precios regulados, como las tarifas de los servicios públicos, prepagas y combustibles, que según el análisis tendrán en promedio un incremento de 5% mensual entre febrero y abril.
Como resultado de esto, una porción importante del gasto de las familias sufrirá un ajuste de precios mayor que el del nivel general, y ante la dificultad de sustituir el consumo de los precios regulados, se tenderá a reducir el gasto en otros bienes y servicios. Según explicó el estudio, por más que los aumentos salariales superen a la inflación, la misma estará determinada por factores que no permitirán un claro incremento en el ingreso disponible, por lo que uno de los principales motores del consumo se mantendrá debilitado.
El análisis también indicó que a esto debe sumarse el contexto monetario contractivo, que esperan que se mantengan tasas de interés reales positivas durante todo el año, lo cual incentiva el ahorro en detrimento del consumo y por consiguiente dificulta el acceso a bienes durables por parte de las familias debido a un elevado costo de financiamiento.
Comer en cuotas
En otro orden, como consecuencia de la crisis económica cada vez más argentinos optan por endeudarse para pagar las compras cotidianas, teniendo en cuenta que el 37% de las ventas en los supermercados en noviembre último se realizaron con tarjetas de crédito, con lo que aumentó la proporción de la población que tiende a obtener pasivos para obtener artículos de primera necesidad como alimentos y bebidas, y artículos de limpieza. Las múltiples ofertas realizadas por los supermercados para comprar con tarjetas explicaría el crecimiento, aunque también las dificultades de las familias para hacer frente a los pagos.
En agosto último, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) comenzó a brindar datos sobre modos de pago, el total de compras con tarjetas de crédito era del 31 por ciento, pero en la última medición que se realizó en noviembre llegó al 37%, con una suba de seis puntos porcentuales en tres meses. Esto aumenta también el endeudamiento de las familias, teniendo en cuenta que las tarjetas de crédito están refinanciando compras con tasas que en algunos casos llegan al 80 por ciento.
Aumento del 33,6% en un año
En tanto, según la encuesta de Supermercados que difundió el INDEC, las ventas con tarjetas de crédito aumentaron 33,6% respecto de noviembre del 2017. Puntualmente sobre un total de 44.842 millones de pesos de las ventas totales de los supermercados de todo el país en noviembre pasado, 16.772 millones se realizaron a través de las tarjetas de crédito. Del total de comercializaciones de supermercados, casi el 85% por ciento de las ventas correspondieron a alimentos y bebidas, artículos para limpieza y calzado y textiles para el hogar, con ventas por 30.964 millones de pesos. En contrapartida, solamente alrededor de 7.000 millones de pesos correspondieron a artículos electrónicos y del rubro “otros”, que representaron alrededor del 13% de las ventas totales.
Según el informe del organismo, de los más de 44.000 millones de pesos de facturación en noviembre pasado, las realizadas en efectivo ascendieron a 15.406 millones de pesos, lo que representa un 34,4% de las ventas totales y muestra aumento del 32,2% respecto a noviembre de 2017. Mientras que las efectuadas mediante tarjeta de débito sumaron 11.132 millones de pesos, lo que representa un 24,8% de las ventas totales y tuvo una variación positiva de 33,7% respecto al mismo mes del año anterior. Las ventas totales a precios corrientes abonadas con tarjeta de crédito sumaron un total de 16.772 millones de pesos, lo que representa un 37,4% de las ventas totales y su variación porcentual respecto de noviembre de 2017 fue de 33,6%.
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