El impacto de la crisis económica por la inflación y la devaluación se siente fuerte en los cambios de hábitos de consumo en la población. Ante la pérdida del poder adquisitivo, las familias primero reducen el consumo de bienes. Los comercios cumplen nueve meses consecutivos en baja de las ventas acumulando un declive de 4,3 % en el año. Aunque ahora el nuevo dato es que se registra una caída en la venta de comestibles, es decir, en los hogares el ajuste del consumo también llegó a alimentos y bebidas.
El consumo de bienes se derrumbó otro 9,2% durante el mes pasada según informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que mide interanualmente las cantidades vendidas por sus socios, es decir sin tener en cuenta la inflación.
En su informe mensual el dato llamativo es la caída en la venta de alimentos y bebidas que alcanzó un 4,4% mensual comparado con el año anterior. Así la baja de venta de comestibles alcanza un descenso en el año (acumulado) del 2,2%.
Durante septiembre se dio la peor medición del año de los primeros 9 meses. La caída fue abrupta en los 16 componentes que conforman el tándem de canastas a medir. La menos negativa fue la de “alimentos y bebidas”.
“Los comercios cumplen así nueve meses consecutivos en baja acumulando un declive de 4,3 % en el año. Hubo derrumbes de hasta dos dígitos en 11 de los 17 rubros relevados. Esta vez tuvieron incidencia el cierre por el Día del Empleado de Comercio y el paro que dejó pérdidas para este sector”, explicó la entidad al evaluar los guarismos.
Durante septiembre, el 78% de los negocios consultados tuvo bajas anuales en sus ventas, mientras que sólo el 14,7% creció y el 7,3% se mantuvo sin cambios. Ni siquiera las ofertas de hasta 50% de descuento en productos como textiles, blanquería, calzados, marroquinería o bazares parecieron despertar el interés de la gente.
Menos poder de compra
“Se nota cada vez más la merma del poder adquisitivo del público. Las ventas se dan en los primeros siete días posteriores al cobro del sueldo y se extienden por cinco días más con el uso de tarjeta. El resto del mes muchos comercios cierran la jornada sin movimiento de caja”, dijo Antonio Fabián Hryniewicz, de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas(CAPYMEF).
En el rubro de alimentos y bebidas la gente compra más en los mayoristas, de a grupos, y eso perjudicó al minorista. “Se dio, además, el caso atípico de mucha venta con tarjeta en los almacenes de barrio, donde suele prevalecer la venta en efectivo. Afectaron las subas de precios, ya que los proveedores entregan todas las semanas mercadería con aumentos, según coinciden los comercios relevados”, señalaron desde CAME.
Variaciones negativas
La canasta de consumo masivo cayó un 2% en agosto en comparación con igual período de 2017 y acumula cuatro meses consecutivos de variaciones negativas, según un relevamiento privado.
En el acumulado entre enero y agosto, el consumo se muestra estable gracias a la buena performance de los primeros meses del año, según se desprende del análisis Consumer Thermometer que realiza mensualmente Kantar Worldpanel en base al consumo de los hogares argentinos.
“Los hogares están optando por estirar la recompra de los productos -destacando aquellos que no son de primera necesidad- por sobre el abandono de categorías en todos los sectores analizados”, indicó Federico Filipponi, director Comercial de la consultora.
Agregó que “el 89% de las categorías registró una menor frecuencia de compra en los últimos tres meses a agosto 2018” y estimó que “con este escenario, proyectamos una retracción del 3% y del 6% en el tercer y cuarto trimestre del año respectivamente”.
Cambio de marcas
Según se desprende del análisis, en los últimos tres meses a agosto todos los sectores muestran caídas en volumen, incluso cuidado personal que en la lectura a julio lograba crecer un 1% y registra -hasta agosto-, un 2% de contracción.
En el acumulado enero a agosto los sectores más castigados son congelados e infusiones. “Las primeras marcas siguen siendo las más afectadas pues son las únicas que caen y lo hacen en ocho de cada 10 categorías”, afirmó Filipponi.
Sostuvo que “refrigerados, lácteos y alimentos secos son los sectores donde los hogares están optando por segundas y terceras marcas con el objetivo de cuidar su presupuesto”.
El mayorista vuelve a ser el canal con la mejor performance en los últimos tres meses a agosto: “el hogar que opta por el mayorista está realizando compras de mayor tamaño en seis de cada 10 categorías analizadas dentro del canal”, según se desprende del análisis. Otro formato que logra crecer en este contexto es el autoservicio, que recupera la clientela perdida en 2017.
Círculo vicioso
Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, analizó la situación económica luego del informe del derrumbe del consumo en nuestro país, incluso en alimentos y bebidas. Sin embargo, eso no frena la suba de precios.
“A nosotros nos da una caída del 5% del consumo en alimentos. En cuanto a otros productos, como ropa o calzado, la caída es mucho mayor”, inició el analista.
“En agosto vamos a tener la inflación más alta de los últimos meses y lo que vemos nosotros es que los productos que más aumentaron son Harinas hasta 135 %, fideos secos hasta 54 %, aceite hasta 48 %, jugos líquidos hasta 60 %, gaseosas hasta 40 %, yerbas hasta 46 %, manteca hasta 51 %, puré de tomates hasta 40 %, detergentes hasta 46 %, papas fritas hasta 42 %, aguas saborizadas hasta 42 %, té hasta 50 %. Son todos productos básicos y de primera necesidad”, comentó.
“Lo que más me preocupa es que el Gobierno dice que la devolución no se traslada a precios. No vas a tener precios tan altos, pero vas a tener un desempleo muy grande. Y eso también es baja de consumo. Es un círculo vicioso muy grande”, cerró el especialista.
Inflación del 45%
Hasta ahora, el equipo económico y las principales consultoras de la City vienen manejando un escenario con una inflación de entre 4% y 4,5% para este mes, influenciado básicamente por el arrastre estadístico de un septiembre muy caliente, la suba programada de las tarifas del transporte, el aumento de las prepagas y el alza del gas.
De acuerdo con las estimaciones oficiales, el último bimestre del año debía mostrar un índice inflacionario en torno al 3%, e inclusive algunas décimas más abajo.
La ola de aumentos en los alimentos y el fuerte incremento de los combustibles -de hasta 10% la semana pasada- amenazan esa hoja de ruta. Como viene sucediendo, la dinámica de la crisis viene alterando los planes oficiales.
Por ahora, el REM del Banco Central pronostica una inflación para este año del 44,8%. Sin embargo, algunas consultoras -como la de Orlando Ferreres- ya actualizó ese dato para el 47%. Como sea, el hecho de que los alimentos y los combustibles sigan ajustando sus valores, aun con el dólar estabilizado, se hace muy complicado aventurar hasta dónde llegará la escalada inflacionaria.
Alimentos, sin ancla
El hecho de que la crisis determinara una sensible caída del consumo no termina de anclar los precios de los alimentos. Ni de los productos “secos” -que en épocas de malaria suelen ser los más buscado en reemplazo de los “frescos”- ni de éstos. El pollo y la carne vacuna también vienen para arriba, a su vez, por el impacto de la devaluación y de los costos de la logística.
Se calcula que el 70% del kilo de pollo, por ejemplo, está atado a la evolución del dólar y de las tarifas.
A diferencia de lo ocurrido en otras oportunidades, el ajuste de los precios esta vez fue inmediato, para el próximo envío, los que empiecen a entregarse hoy lunes, y no se les respetará el precio “viejo” ni siquiera una vez más, una práctica habitual en el sector.
Esta decisión muestra la tensión que existe entre fabricantes y comerciantes en medio de la aceleración inflacionaria.
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