La causa judicial conocida como Revelación, investiga hechos de corrupción en torno a la obra pública, pero de acuerdo a la investigación que lleva adelante la Unidad Fiscal Anticorrupción, los funcionarios no sólo habrían sobornado a los empresarios de la construcción.
El fiscal general Héctor Iturrioz, anticipó que en la causa hay un centenar de testigos, y en ese contexto indicó que la mayoría de ellos, sino todos, se mostraron reticentes a dar testimonio y hubo que dar intervención a la fuerza policial para que se presenten a declarar.
Iturrioz sostuvo que en un principio, “pensé que iban a venir en avalancha, voluntariamente pero a todos tuvimos que traerlos con la fuerza policial”, dijo y lamentó la falta de compromiso de la ciudadanía al afirmar que “estamos absolutamente solos. La sociedad que tanto demanda justicia, no colabora en nada”.
El Fiscal general resaltó que al leer las críticas en redes sociales sobre la labor que realizan o el curso de la causa, “es una mera declamación”, dijo e insistió en que muchos aseguran que saben lo que pasaba “pero no fue un solo testigo a presentarse a la Fiscalía”.
“Tampoco nos ayudaron los querellantes”, resaltó el fiscal Iturrioz al sugerir que hay quienes utilizan este proceso judicial buscando rédito político, puesto que no han aportado nada a la investigación.
No sabe, no contesta
Desde la Unidad Anticorrupción apelan a la participación ciudadana y la responsabilidad social, pidiendo a quienes tengan información sobre los hechos que se investigan, se presenten ante el Ministerio Público Fiscal y brinden testimonio. Sin embargo los presuntos conocedores de información se resisten a declarar, y definitivamente nadie se presenta espontáneamente.
El punto es que, los mismos que dicen saber cómo funciona el entramado de corrupción, temen que los que ostentan el poder, o quienes lo hagan en el futuro tomen represalias, y eso se debe a la falta de confianza en la eficiencia y eficacia de los procesos judiciales.
Aquello de “entran por una puerta y salen por la otra”, o el consabido, “acá no pasar nada y van quedar todos libres”, se escuchan cada vez con más frecuencia, y eso se debe a que no sólo no se consolida la confianza en que se haga Justicia, sino que es evidente que en el imaginario popular, aún si en las causas en proceso hubiera condena, no creen que el entramado de corrupción sea erradicado.
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